«Hace un año, la democracia ganaba las urnas. De allí para acá retomamos programas sociales, reducimos la deforestación y el desempleo, recuperamos la imagen de Brasil en el mundo y la vida mejoró. ¿Qué piensas y cómo te sientes un año después?», escribió Lula en la red social X (antes Twitter).
El extornero mecánico venció a Bolsonaro el 30 de octubre de 2022, en la segunda ronda de los comicios presidenciales, y la victoria fue con un margen ajustado, poco más de dos millones de votos.
Las encuestas apuntaban a la estrecha diferencia entre los dos, al igual que ocurrió en el primer turno, casi un mes antes, cuando Lula obtuvo 48,43 por ciento de las papeletas válidas, mientras que Bolsonaro conquistó 43,2.
El exdirigente obrero ganó la segunda vuelta, con 50,90 por ciento de los votos, mientras que el exmilitar recibió 49,10.
Ambos disputaron el balotaje por no lograr en el primer pleito del 2 de octubre la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancas y nulos), como establece la legislación para ser electo.
El resultado se consideró la votación presidencial más cerrada de la historia reciente del gigante sudamericano.
Bolsonaro fue el primer jefe de Estado en funciones que no pudo reelegirse y tampoco lideró las encuestas en el año anterior a las votaciones, algo que no ocurrió en los intentos -exitosos- de Fernando Henrique Cardoso, en 1998, Lula (2006) y Dilma Rousseff (2014).
Durante un baño de masas en la emblemática avenida Paulista (Sao Paulo) tras conocer su triunfo en la consulta, el mandatario electo expresó que enfrentó «la guerra más difícil», en alusión a los ataques contra su persona y fake news (noticias falsas) en la campaña electoral.
Remarcó en la ocasión que gobernaría para todos. «Fui elegido para gobernar a 215 millones de brasileños (…) sin mirar si la persona es de derecha o de izquierda».
Insistió que esta fue «la victoria más consagratoria porque derrotamos el autoritarismo y el fascismo en este país. La democracia está de vuelta», recalcó.
Bajo presión por los nuevos desafíos, el errabundo a los ocho años y lustrabotas a los nueve, cuenta principalmente con el apoyo de los más pobres, los jóvenes, las mujeres y las minorías.
Sin embargo, para las pasadas elecciones Lula construyó una alianza con sectores más inclinados a tendencias de centro que lo respaldaron con la finalidad común de derrotar a Bolsonaro.
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