Por Oscar Redondo
En un discurso pronunciado durante la clausura este lunes de las anuales Jornadas de Investigación, el jefe de Estado se refirió a la necesidad de acciones para detener la creciente fuga de cerebros y demandó que «todas las fuerzas sociales deben contribuir a este esfuerzo colectivo”.
“Nuestros recursos globales dedicados a la investigación científica son limitados en comparación con los estándares que deberíamos alcanzar”, reconoció el mandatario.
De un total de 337 mil jóvenes, de entre 25 y 34 años, que se expatriaron en el decenio del 2012 al 2021, más de 120 mil eran graduados universitarios, de acuerdo con cifras divulgadas por el sitio digital informativo especializado Scienza in Rete, que calcula un número total de unos 400 mil especialistas.
Entre ellos se encuentran unos 20 mil investigadores emigrados como resultado de lo que ya se califica como una “guerra mundial del cerebro”, librada por las principales economías del mundo, las cuales implementan políticas activas para atraer esos recursos humanos.
Italia lucha en desventaja, pues es poca su capacidad “para atraer el cerebro de los demás”, acotó Scienza in Rete, que cita un estudio realizado por la Fundación Rodolfo DeBenedetti (FRDB), según el cual suman unos 142 mil los extranjeros con educación terciaria presentes en esta nación. Esa cantidad equivale al 2,3 por ciento de la población graduada del país, muy por debajo de naciones como Francia, Alemania y Reino Unido, con porcentajes de 10,8; 11,5 y 17,3 puntos, respectivamente.
El gran problema del “flujo de cerebros” en Italia es que “con 400 mil salientes y sólo 140 mil entrantes tenemos una pérdida irrecuperable de 260 mil, una sangría de recursos que no podemos permitirnos”, apunta ese análisis.
De 2000 a 2022, casi 180 mil profesionales de la salud eligieron trabajar en el extranjero, difundió el medio especializado Quotidiano Sanitá.
Se trata de unos 131 mil médicos que, en su mayoría, emigraron a Francia, Bélgica, Alemania, Israel, Suiza, Reino Unido y Estados Unidos, y se calcula que 8.0 por ciento de los titulados abandonan Italia cada año, para un total de 79 mil en menos de una década.
En el decenio analizado también emigraron unos 48 mil especialistas en enfermería, con destino favorito en Reino Unido, seguido de Suiza y Alemania.
De acuerdo con ese reporte, solo en los últimos tres años salieron de esta nación unos 40 mil médicos y enfermeros, lo cual significó además la pérdida de una cuantiosa inversión que se eleva hasta unos tres mil 600 millones de euros.
La publicación basa ese análisis en el costo de la preparación de médicos en Italia, calculado en unos 41 mil euros durante la carrera, y que puede llegar hasta 160 mil con la especialización, mientras que en el caso de los enfermeros el gasto se estima en unos 22 mil 500 euros durante cinco años de estudio.
El ministro italiano de Salud, Orazio Schillaci, expresó su preocupación ante la escasez objetiva de personal capacitado en el sector sanitario, en particular de médicos, lo que obliga a adoptar medidas urgentes.
Schillaci calificó este fenómeno como “una verdadera fuga de médicos jóvenes” y anunció un plan de inversiones dirigido a crear las condiciones para que vuelvan a ver atractivo el Sistema Nacional de Salud», a fin de que trabajar en el sector «resulte gratificante desde los puntos de vista tanto económico como profesional”.
Guido Quici, presidente nacional del sindicato Coordinación Italiana de Médicos Hospitalarios (CIMO), opinó que “la fuga de médicos al extranjero es un fenómeno con tendencia al aumento y a no detenerse, dado nuestro contexto nacional”.
La situación interna “lleva o más bien obliga a los talentos a marcharse”, comentó Quici, quien al referirse a las actuales políticas dirigidas a enfrentar elfenómeno, lamentó que “son paliativos, algunas casi tienen carácter de provocación. La emergencia es ahora y ahora el gobierno debería actuar”.
“Observamos que muchos jóvenes van al extranjero y se quedan allí, no porque no quieran trabajar en Italia, sino porque en nuestro país ciertas condiciones, económicas y profesionales, no son muy abiertas, menos competitivas”, reconoció Mattarella en su reciente reflexión sobre el tema.
Carolina Brandi, experta del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR), señaló que “la principal preocupación por la fuga de cerebros se refiere a la pérdida de trabajo productivo, el gasto de las finanzas públicas para educar a trabajadores que luego emigran, así como su impacto en las transformaciones económicas y estructurales”.
“La única solución posible es la de un relanzamiento del sistema de investigación, que hay que llevar a los niveles de financiación y recursos humanos de los países con los que se desea competir”, apuntó.
En la actual crisis económica, “las inversiones en el sector del conocimiento pueden ayudar a que la economía recupere impulso”, añadió Brandi, y enfatizó que “hasta que se verifiquen estas condiciones, la fuga de cerebros de Italia continuará”.
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Italia
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