Esto “implica enormes pérdidas y daños, en particular para las personas más vulnerables”, aseguró el organismo en una nueva publicación, previa a las conversaciones sobre el clima de la COP28 que tendrán lugar en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, a fines del presente año.
Según demuestra el análisis, las naciones del llamado Sur Global continúan en desventaja: las necesidades de financiación para la adaptación de los países en desarrollo equivalen a entre 10 y 18 veces los flujos de financiación pública internacional, lo que supone un aumento de más del 50 por ciento en relación con las estimaciones precedentes.
El Informe sobre la Brecha de Adaptación publicado hoy “evidencia la cada vez más distante separación entre las necesidades y la acción en términos de protección de las personas ante las inclemencias del cambio climático”, declaró el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
Al decir de la directora ejecutiva del Pnuma, Inger Andersen, en 2023 el cambio climático “volvió a ser más perturbador y mortífero», al batirse múltiples récords de temperatura, aumentar los estragos por tormentas, inundaciones, olas de calor e incendios forestales.
El recrudecimiento de estos impactos, agregó, nos indica que es urgente que el mundo reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero y multiplique sus esfuerzos de adaptación con vistas a proteger a las poblaciones vulnerables; sin embargo, “ninguna de estas dos soluciones se está cumpliendo».
Incluso, opinó, si la comunidad internacional suspendiese ahora mismo todas las emisiones de gases de efecto invernadero, las alteraciones climáticas tardarían décadas en desaparecer.
La COP28 debería ser recordada “como el momento en el que el mundo se comprometió plenamente a blindar a los países de ingreso bajo y a los grupos desfavorecidos frente a las consecuencias devastadoras del cambio climático», señaló Andersen.
De acuerdo con las pesquisas del Pnuma, los fondos necesarios para la adaptación en las naciones en desarrollo son superiores a lo estimado: en la actualidad se calcula que oscilan entre 215 mil millones de dólares y 387 mil millones anuales en esta década.
Aunque son necesidades urgentes, los flujos de financiación pública multilateral y bilateral para la adaptación de los países en desarrollo disminuyeron un 15 por ciento, por lo que estos fondos alcanzaron los 21 mil millones de dólares en 2021, reveló el examen.
Este descenso, juzgó el Pnuma, “es incoherente” con las promesas realizadas en la COP26 de Glasgow de aportar alrededor de 40 mil millones de dólares anuales en apoyo financiero a la adaptación para 2025 y “sienta un precedente alarmante”.
ro/mjm