Un informe de varias instituciones coordinado por la OMM advirtió que a medida que el mundo se calienta a un ritmo más rápido que en ningún otro momento desde que hay registros, la salud humana está en primera línea.
La investigación sobre el estado de los servicios climáticos se centra este año en la salud y precisó que los conocimientos y recursos científicos pueden ayudar a restablecer el equilibrio, pero no son suficientemente accesibles o utilizados.
Destacó, además, la necesidad de disponer de información y mecanismos adaptados para apoyar al sector sanitario frente al aumento de los fenómenos meteorológicos extremos y la mala calidad del aire, las variaciones en los patrones de las enfermedades infecciosas y la inseguridad alimentaria e hídrica.
Prácticamente todo el planeta ha sufrido olas de calor este año, la aparición de El Niño aumenta enormemente la probabilidad de que se sigan batiendo récords de temperatura, provocando más calor extremo en muchas partes del mundo y en el océano, por lo que el desafío es aún mayor», afirmó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
En su opinión la inversión y la colaboración tienen un enorme potencial para ir más lejos y más rápido y así impulsar los efectos de la ciencia y los servicios climáticos, de modo que el sector de la salud reciba el apoyo necesario en un momento en que los cambios sin precedentes del clima tienen un impacto cada vez mayor.
El documento de la OMM resumió estudios de casos de todo el mundo que muestran cómo la acción integrada en los ámbitos del clima y la salud marca una verdadera diferencia en la vida cotidiana de las personas.
Se trata de activar sistemas de alerta temprana para el calor extremo, el monitoreo del polen para ayudar a quienes sufren alergia y la vigilancia por satélite de enfermedades sensibles al clima.
Al respecto el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus significó que la crisis climática es también sanitaria al impulsar fenómenos meteorológicos más graves e impredecibles, que propician brotes epidémicos y contribuyen al aumento de las tasas de enfermedades no transmisibles.
«Trabajando juntos para hacer que los servicios climáticos de alta calidad sean más accesibles al sector sanitario, podemos ayudar a proteger la salud y el bienestar de las personas que se enfrentan a los peligros del cambio climático», puntualizó.
Casi tres cuartas partes de los Servicios Meteorológicos e Hidrológicos Nacionales facilitan datos climáticos al sector sanitario, pero su uso es limitado, ya que menos de una cuarta parte de los Ministerios de Salud disponen de un sistema de vigilancia que utilice información meteorológica para monitorear los riesgos para la salud sensibles al clima.
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