Un tsunami o sunami es una sucesión de olas gigantescas causadas por alguna perturbación bajo el agua, que normalmente se produce por un terremoto en el fondo del océano, aunque también puede ser provocado por derrumbes en la costa, erupciones volcánicas, deslizamientos de tierras submarinas o incluso el impacto de un meteorito en el mar.
Las olas de un sunami causan efectos devastadores si llegan a la costa y entre una y otra puede haber un intervalo de cinco minutos, pero también de una hora.
Tras la primera ola, que no suele ser la más grande, el mar retrocede dejando el fondo a la vista, y las siguientes pueden ser mucho más letales.
En los últimos 100 años se registraron 58 sunamis que acabaron con la vida de más de 260 mil personas, superando a cualquier otro desastre natural.
El mayor número de muertes se registró en 2004 en el océano Índico (227 mil muertes) cuando un fenómeno de este tipo afectó a 14 países y los más perjudicados fueron Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.
Solo tres semanas después la comunidad internacional se reunió en Kobe, Japón, donde se aprobó el Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015, el primer acuerdo mundial de gran alcance sobre la reducción del riesgo de desastres.
También se creó el sistema de alerta y mitigación de los efectos de estos fenómenos en el océano Índico, que cuenta con decenas de estaciones de vigilancia sismológica y del nivel del mar.
Esta celebración está muy relacionada con otra fecha oficial de las Naciones Unidas, el Día Internacional para la Reducción de los Desastres, que se celebra cada 13 de octubre.
Más de 260 mil personas perecieron a causa de los tsunamis en los últimos 100 años, y muchas otras perdieron sus hogares y modos de subsistencia debido a esa catástrofe natural.
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