El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) asegura que la mayor proporción de menores expuestos se encuentran en las regiones de Medio Oriente y el norte de África y el sur de Asia.
Esto significa que viven en lugares con recursos hídricos limitados y altos niveles de contaminación estacional y variabilidad interanual, disminución del nivel freático o riesgo de sequía, de acuerdo con el informe El niño cambiado por el clima, publicado previo a la COP28.
A propósito de la cita, prevista para diciembre, Unicef convoca a los líderes mundiales y a la comunidad internacional a tomar medidas críticas para asegurar un planeta habitable.
Esto demanda la inclusión de los niños en el documento final de la COP28 y la convocatoria a un diálogo de expertos sobre las poblaciones infantiles y el cambio climático.
El niño cambiado por el clima también describe muchas otras formas en que la crisis climática está afectando a estas poblaciones, incluidas las enfermedades, la contaminación del aire y los fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones y sequías.
Desde su concepción hasta la edad adulta, la salud y el desarrollo del cerebro, los pulmones, el sistema inmunológico y otras funciones vitales de los niños recibe influencia del entorno en el que crecen. De acuerdo con el texto, los menores están más expuestos a la contaminación del aire que los adultos ya que en general, respiran más rápido y su cerebro, pulmones y otros órganos aún están en desarrollo.
A juicio de la directora general de Unicef, Catherine Russell, las consecuencias del cambio climático resultan devastadoras para los niños.
“Sus cuerpos y mentes son particularmente vulnerables al aire contaminado, la mala nutrición y el calor extremo. No sólo su mundo está cambiando –con fuentes de agua secándose y fenómenos meteorológicos aterradores cada vez más fuertes y frecuentes– también su bienestar, ya que el cambio climático afecta su salud física y mental», advirtió.
Cerca de 436 millones de ellos se enfrentan a la doble desventaja de una escasez de agua alta o muy alta y niveles bajos o muy bajos de servicios de agua potable o vulnerabilidad hídrica extrema, lo que representa un riesgo para sus vidas, su salud y su bienestar.
Esta una de las principales causas de muerte entre niños menores de cinco años por enfermedades prevenibles.
El informe muestra en ese sentido que los menores más afectados viven en países de ingresos bajos y medios del África subsahariana, Asia central y meridional, y Asia oriental y sudoriental como Níger, Jordania, Burkina Faso, Yemen, Chad y Namibia, donde ocho de cada diez niños están expuestos.
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