Un reportaje de investigación del medio polaco Wirtualna Polska denunció el hecho, que ocurrió en los días posteriores a las elecciones del 15 de octubre pasado.
La información divulgada por la prensa nacional denuncia la destrucción física por el Ministerio de Asuntos Exteriores de más de 400 kilos de discos duros informáticos y 600 metros cúbicos de documentos en papel, además de 18 contenedores con más de dos mil metros cúbicos de capacidad total, aparte de 89 sacos con carpetas y publicaciones.
Estas cifras fueron confirmadas al diario por el ente, cuyas autoridades también reconocieron haber recurrido a los servicios de empresas especializadas en la destrucción de documentos confidenciales.
Por su parte, los funcionarios del Ministerio aseguraron a la prensa que los documentos destruidos eran en su mayoría tarjetas de felicitación, invitaciones, catálogos comerciales, prensa y folletos.
En declaraciones recientes, el portavoz del Gobierno, Piotr Müller, calificó de historias sacadas de las películas las denuncias de periodistas sobre la destrucción masiva de documentación oficial después de que el gobernante partido ultraconservador Ley y Justicia, perdiese la mayoría absoluta y se quedase sin perspectivas de renovar su mandato.
Además el Ministerio de Exteriores se vio envuelto recientemente en un escándalo por la presunta venta irregular de cientos de miles de visados a través de las embajadas en países asiáticos y africanos.
Aunque el primer ministro, Mateusz Morawiecki, del ultraconservador Ley y Justicia (PiS), ganó, su partido se muestra incapaz de conseguir apoyos que le otorguen la mayoría necesaria en el parlamento para formar un nuevo Gobierno.
Por tal motivo los representantes de la oposición con aspiraciones de formar el próximo Gobierno, ratificaron su alianza y prometieron revertir la política conservadora del Ejecutivo en funciones.
Días atrás Donald Tusk, líder de la principal formación política de la oposición, y candidato con más fuerza para formar ejecutivo, se declaró dispuesto a asumir esa responsabilidad inmediatamente.
En tal escenario encabezaría un Gobierno de coalición integrado por más de una decena de formaciones de casi todo el espectro político y que deberá alcanzar compromisos en temas, como el aborto, en los que mantienen desacuerdos.
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