La víspera los rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) retomaron la aldea de Kishishe, en Kivu Norte, donde son acusados de matar a 170 personas a finales de noviembre de 2022, según la ONU.
Representantes de la sociedad civil en ese enclave reportaron las acciones, así como el desplazamiento de la población hacia las localidades vecinas de Kirima, Mutanda, Kanyabayonga y Kibirizi.
En tanto, la coordinadora en funciones de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) en la RDC, Suzanna Tkalec, condenó el ataque perpetrado el lunes contra un convoy en la carretera Itota-Mukera, en el territorio de Fizi, en Kivu Sur.
Hombres armados atacaron el destacamento humanitario y secuestraron a 15 informáticos y codificadores de una organización no gubernamental, así como a dos trabajadores humanitarios, estos últimos fueron liberados posteriormente.
Los rebeldes también incendiaron tres vehículos.
Tkalec expresó su profunda preocupación por el creciente número de ataques contra trabajadores humanitarios, lo cual tiene un grave impacto en el acceso a la ayuda que ofrecen.
Además, manifestó consternación por el deterioro de la situación de seguridad en el este de la RDC e hizo un llamamiento a los actores armados para respetar el derecho a la asistencia de las personas necesitadas.
Señaló que el secuestro de trabajadores humanitarios es inaceptable y constituye una grave violación del derecho internacional humanitario, e insistió en que no pueden convertirse en objetivos de acciones militares.
Más de 200 incidentes que involucran a trabajadores humanitarios tuvieron lugar en la RDC, causando al menos tres muertos y una veintena de heridos, además del secuestro de otra treintena de este personal entre el 1 de enero y el 13 de noviembre de 2023.
mem/kmg