En un comunicado divulgado por su portavoz, el titular de la ONU manifestó su preocupación por la expansión de las tensiones, incluido en el estado de Rakhine, donde el denominado Ejército de Arakan (AA) lucha por la autonomía.
Guterres ratificó su llamado a la protección de los civiles de conformidad con el derecho internacional humanitario y a que los responsables de las violaciones rindan cuentas.
Al mismo tiempo, reiteró su compromiso para trabajar con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) y otros socios regionales e internacionales para poner fin a la violencia de conformidad con la resolución 2669 (2022) del Consejo de Seguridad.
El máximo responsable de la ONU llamó al acceso sin obstáculos a la prestación de asistencia humanitaria urgente y servicios esenciales a través de todos los canales.
La seguridad de los organismos de las Naciones Unidas y sus socios es crucial, subrayó.
Igualmente reiteró su solidaridad con el pueblo de Myanmar y sus aspiraciones de un futuro inclusivo, justo y pacífico.
Tres milicias étnicas de Myanmar lanzaron el mes pasado la Operación 1027 lo que ha abierto un nuevo frente de guerra en el Estado occidental de Rakhine, controlado principalmente por el ejército de Arakan.
De acuerdo con expertos, esta ofensiva resta poder al Ejército al mando mientras muchos advierten de la expansión del conflicto a otras naciones vecinas.
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