Inicialmente la propuesta gubernamental esperaba reducir el tipo de IVA de los productos alimenticios del 14 al siete por ciento, pero tras un estudio se llegó a la nueva proposición, que según la ministra de Finanzas, Vera Daves, es la más adecuada para la estabilidad de las familias y de los agentes económicos.
Dentro de los productos bajo la nueva disposición se incluyen carne y los despojos de vacuno, porcino, ovino y caprino, las aves de corral (excepto pavo y ganso), el pescado (excepto tiburón, salmón y bacalao), la leche, el yogur, la mantequilla y la margarina.
También los huevos, verduras, frutas, té, cereales, harina de maíz y trigo, aceite de cocina, azúcar, pasta, pan y otros productos de pastelería, agua y sal, entre otros.
Varios diputados de la oposición parlamentaria consideraron que el impuesto en estos productos alimenticios debía eliminarse totalmente, además de cuestionar el por qué la reducción en unos productos y en otros no.
La ministra de Finanzas explicó que un IVA del cero por ciento es inviable, pues a partir de análisis realizados de otras situaciones similares el resultado final fue el aumento del precio en lugar de una reducción.
Detalló que como las empresas pagan el IVA en la compra y fabricación de estos productos, así como en la adquisición de servicios y de equipos, si luego cuando venden no pueden recuperarlo, entonces el efecto final es crear una distorsión en la cadena de precios y aumentarla.
Daves señaló que al hacer esta proposición el Ejecutivo tuvo en cuenta no solo la estabilidad de las familias, garantizando lo básico en las mesas, sino también la salud de las empresas, que son factores de recaudación de los ingresos del Estado.
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