La organización Médicos sin Fronteras (MSF) advirtió que la situación obligó al cierre temporal de su ambulatorio y la reducción de sus equipos médicos con el objetivo de limitar los riesgos para el personal, los pacientes y la infraestructura durante los actuales episodios de violencia “particularmente intensos e indiscriminados”.
No obstante, confirmó que su hospital en la zona continúa abierto para prestar servicios de emergencia.
“Una vez más, la población está pagando un alto precio durante estos enfrentamientos entre grupos armados”, lamentó Mumuza Muhindo Musubao, jefe de misión de MSF en Haití. Deploró también que algunos de los residentes se ven obligados a abandonar sus hogares para buscar refugio.
Muhindo denunció que las instalaciones médicas ya no pueden funcionar con normalidad y los enfermos tienen poco acceso a los centros de salud, al tiempo que reiteró el llamado a que las partes armadas perdonen la vida de la población civil y respeten a los hospitales, instalaciones de salud y el personal.
El 13 de noviembre estallaron las hostilidades entre las bandas del G-9 y el G-Pep por el control de Belokou, en el norte de esta capital, cuyo líder de pandilla murió en circunstancias aún por esclarecer.
El conflicto provocó el desplazamiento de cientos de personas, mientras que la Red Nacional de Derechos Humanos aseguró que al menos 10 fueron asesinadas en Drouillard y Sarthe.
El pasado miércoles el hospital Fontaine quedó atrapado en medio de los enfrentamientos, y tanto los pacientes como el personal de salud tuvieron que ser evacuados por la policía.
Las imágenes de personas llevando incubadoras de niños recién nacidos inundaron las redes sociales y generaron protestas.
Fontaine cerró indefinidamente y los pacientes fueron reubicados en otros hospitales, por lo que actualmente solo MSF opera en Cité Soleil y desde el 13 de noviembre atendieron a 50 personas con heridas de bala.
También a finales de octubre el centro de maternidad Saint Damien cerró sus puertas como consecuencia de la inseguridad, por lo cual las mujeres embarazadas quedan desprotegidas, advirtió el MSF.
Las hostilidades entre las pandillas, que en octubre prometieron un alto al fuego para permitir a los ciudadanos realizar sus actividades con libertad, solo incrementan la violencia que desde hace varios años sufre el país caribeño y que solo en 2023 dejó más de dos mil 500 asesinatos y secuestros.
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