Los sindicalistas protestan contra la privatización de empresas públicas y los recortes en la educación en el presupuesto de la división territorial.
En especial habrá paro contra la desestatificación de la Compañía de Saneamiento Básico del estado de Sao Paulo (Sabesp), que tiene como su principal accionista al gobierno, el cual controla la gestión de la empresa.
Al menos nueve líneas del Metro y de la CPTM deberán verse afectadas por la inacción.
Los trayectos que podrán tener el servicio interrumpido son aquellos que son operados por el ente público.
Otras líneas bajo responsabilidad de la iniciativa privada (dos en el Metro y otras dos en el sistema de trenes) no deberán sufrir alteraciones.
Algunos servicios públicos estaduales laborarán bajo el llamado punto facultativo, es decir, día en que el trabajo es opcional, quedando a criterio de la administración o del contratante decidir si desea conceder o no días libres a sus empleados.
Según el Gobierno del militar de la reserva Tarcisio de Freitas, adepto del expresidente Jair Bolsonaro (2019-2022), la decisión busca «reducir los perjuicios a la población, garantizando la reprogramación de consultas, exámenes y demás servicios que estaban programados».
Tal medida no vale para los trabajadores de la Seguridad Pública y Educación.
Los servicios de restaurantes y puestos móviles de Bom Prato (comida saludable para personas de bajos ingresos) tampoco serán afectados.
Juntos, el Metro y la CPTM transportan, todos los días, cerca de 4,2 millones de pasajeros en Sao Paulo, considerando solo las líneas administradas por las dos estatales y que deben tener la operación afectada por la huelga.
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