El ministro de Relaciones Exteriores angoleño, Téte António, y el titular de Comercio chino, Wang Wentao, tuvieron a su cargo la rúbrica del documento que tiene como objetivo promover una mayor cooperación económica, estimular el flujo de capitales y el desarrollo económico.
El convenio también permitirá garantizar un marco estable, transparente y no discriminatorio para las inversiones entre las dos naciones, de acuerdo con una nota de la Cancillería angoleña.
Suscrito en Beijing, António señaló que el Appri representa una ganancia política, económica y comercial muy importante no solo para Angola, sino también para la nación asiática.
Este es el final de 12 años de largas negociaciones entre las partes, debido a diversas limitaciones que ahora han sido superadas, añadió el ministro durante una reunión de trabajo con Wentao.
El Acuerdo ofrece mayores garantías y estabilidad a las inversiones, constituyendo un apoyo jurídico inequívoco para que los socios tengan siempre asegurado su desarrollo empresarial mutuo.
Asimismo, reconoce la importancia de proporcionar medios y procedimientos eficaces para proteger los derechos e intereses de las inversiones en el marco de la legislación nacional, así como a través del arbitraje internacional.
Angola tiene acuerdos en este ámbito con Sudáfrica, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Qatar, Portugal, España, Alemania, Reino Unido, Italia, Rusia y Francia.
Datos divulgados durante el I Foro Empresarial Angola-China, celebrado en julio de este año en Luanda, refieren que la balanza comercial entre los dos países en 2022 creció un 23,3 por ciento, alcanzando los 27,34 mil millones de dólares.
Angola es el segundo socio comercial del gigante asiático en África y su mayor proveedor de petróleo en el continente, mientras se incorporan otras producciones al intercambio comercial, como café, cerveza y granito.
Importantes infraestructuras en la nación africana se construyeron con participación china, como la central hidroeléctrica de Caculo Cabaça, el nuevo aeropuerto internacional António Agostinho Neto, y el Puerto de Caio, en Cabinda.
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