El Premio Nobel de Literatura falleció en extrañas circunstancias, cuando estaba ingresado en una clínica privada de esta capital el 23 de septiembre de 1973, pocos días después del golpe de Estado contra el gobierno de la Unidad Popular y el presidente Salvador Allende.
Neruda pereció un día antes de viajar a México invitado por ese gobierno, y donde planificaba crear un frente internacional contra el dictador Augusto Pinochet.
El certificado de defunción expedido por el centro hospitalario achacó el deceso a un estado grave de agotamiento debido a un cáncer que padecía, pero los testimonios de sus allegados indican que eso no era cierto.
Al cumplirse los 50 años de la muerte del bardo, el PCCh, al cual pertenecía, solicitó la reapertura del caso, puesto que se emitió un documento falso y eso constituye un delito grave.
El actual presidente del Partido Comunista, Lautaro Carmona, dijo al presentar el recurso que “todas las pruebas dicen que la causa de su fallecimiento no fue, ni tiene relación con la enfermedad que sostenía”.
Agregó que él podría haber sobrevivido mucho tiempo a ese cáncer y por eso, expresó en aquella ocasión, los abogados del PCCh solicitan precisar las responsabilidades de quienes gestaron esa trama en la clínica.
Por otra parte, la familia de Pablo Neruda señaló que en análisis hechos por especialistas internacionales se detectó en los restos del poeta una cantidad de la bacteria clostridium botulinum incompatible con la vida de un ser humano.
Si este microorganismo estaba dentro de su cuerpo en el momento de morir, sería la clara evidencia de que fue asesinado.
No obstante, la magistrada Paola Plaza desestimó todos los argumentos con el pretexto de que son inconducentes, ya fueron realizados o resultan tardíos.
La jueza también rechazó la queja de que el Estado no ha empleado todos los medios a su alcance para averiguar la verdad.
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