Trasladarse en el tiempo, a otras épocas, sentirse como parte de los antepasados, vivir la experiencia imaginativa de compartir sus costumbres y tradicionales, es algo más que una aventura pues es adentrarse en la historia misma y vivirla.
Al entrar por la puerta imaginaria del mundo prehispánico que abre México de forma altruista, el viajero encuentra un mundo fascinante porque en este país habitaron distintas culturas en épocas remotas que son la madre de las actuales.
La Red de Zonas Arqueológicas del Instituto Nacional de Antropología e Historia indica que hay 191 zonas arqueológicas abiertas al público en todo México, las cuales forman parte del patrimonio cultural nacional y son analizados y trabajados por distintos especialistas, antropólogos, arqueólogos, arquitectos, lingüistas, etnólogos, físicos, químicos y astrónomos.
El visitante encontrará muchos lugares, pero hay en particular 25 zonas que son visita obligatoria.
Entre las primerísimas está la famosa Chichén Itza, en Yucatán. Ha sido denominada una de las siete maravillas del mundo moderno de acuerdo con el sitio New7wonders y entre sus estructuras principales destaca el templo de Kukulkán (también conocido con el nombre deEl Castillo), El Caracol (observatorio), el Juego de Pelota, el Templo de las mil columnas.
Uno de los hallazgos más importantes en Chichén Itzá es el cenote sagrado, del cual se extrajeron diversas ofrendas y osamentas de las doncellas que eran sacrificadas a los dioses, y en ocasiones también los prisioneros de guerra eran arrojados a ese pozo aparentemente sin fondo.
Hay mucho de qué hablar y escribir en esta ruta maya, pero lo preferible es visitarla y vivirla a plenitud.
(Tomado de Orbe)