El Consejo Nacional de Salvaguarda de la Patria (CNSP), el gobierno militar de Níger, sufre el impacto económico de las sanciones impuestas por la Cedeao tras el derrocamiento del presidente Mohammed Bazoum por un golpe militar incruento el pasado 26 de julio.
Los indicios de que existen al menos contactos indirectos entre las partes fueron evidentes el sábado pasado cuando el general Abdourahaman Tiani, presidente del CNSP, se entrevistó con el presidente togolés, Faure Gnassingbé.
El presidente de la junta castrense que gobierna Níger, acordó con su anfitrión fortalecer las relaciones bilaterales durante su visita relámpago a Lomé, la capital de ese país, miembro de la Cedeao.
La coincidencia entre la fecha de la reunión cimera y los esfuerzos discretos, pero conocidos, de Togo para relajar crispamiento entre los militares nigerinos y la agrupación regional, apuntaron a la posibilidad de un descenso de las tensiones indicado por el pragmatismo ya que la situación en Níger es un hecho consumado.
Los resultados de la cumbre en esta capital en cierta medida confirman el pronóstico, aunque en modo alguno pueda hablarse de un borrón y cuenta nueva entre las partes en conflicto.
Muestra de la intención negociadora de la Cedeao fue la integración de una comisión para decidir, junto al CNSP, el progreso de las pláticas para disminuir el plazo de tres años fijado para el retorno de Níger a la constitucionalidad.
Desde un princpio esa fue una de las manzanas de la discordia entre las partes, pero a estas alturas la solución no parece imposible.
El punto más difícil con demanda de alta capacidad negociadora es la suerte del expresidente Bazzoum, cuya liberación la Cedeao considera condición sine qua non para el levantamiento de las sanciones contra el régimen nigerino.
Para los militares el destino de Bazzoum, acusado de corrupción y otros delitos junto a varios de sus familiares, es una cuestión de principios.
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