Alcanzar este objetivo beneficiará a mi país y contribuirá a la paz y la estabilidad regional y global, aseguró el mandatario a los asistentes a la Conferencia del Sector de Seguridad de Somalia, en curso en Nueva York, acorde con los reportes.
Al respecto citó como testimonios de la mejor capacidad defensiva somalí la disminución del número de efectivos de la Misión Africana de Transición en Somalia y el fortalecimiento del aparato de seguridad que “trabaja en la transmisión al país de todas responsabilidades de seguridad”.
Reveló por otra parte que cientos de cuentas bancarias del grupo islamista Al Shabab (los Jovenes, en árabe) han sido congeladas como resultado de la política nacional antiterrorista.
Como parte de ese esfurrzo citó la movilización de comundades para rechazar a Al Shabab y la unificación de académicos religiosos que denuncian con unanimidad la ideologúia y las prácticas de esa agrupación a la que califican de antimusulmana.
Somalia se hundió en el caos tras el derrocamiento en 1991 del general Mohamed Siad Barre, devenido aliado de Estados Unidos, que anhelaba instalar una base naval en la isla de Socotra, localizada entre el mar Arábigo y el golfo de Adén, posición privilegiada para dominar el paso por el canal de Suez.
La eclosión de grupos islamistas que controlaron zonas del país, incluida la capital convirtió a Somalia en un estado fallido.
Una intervención militar estadounidense terminó en un fiasco gigantesco y la retirada deshonrosa, casi ensayó general de lo que ocurriría años después en Afganistán y antes en Vietnam.
mem/msl