En conferencia de prensa, el portavoz justificó un paquete de fuertes recortes y devaluación anunciado la víspera por el ministro de Economía Luis Caputo y señaló que la disminución de los subsidios en el transporte y la energía comenzará a regir a partir del 1 de enero.
Son acciones necesarias para evitar la catástrofe, la hiperinflación y que aumente la pobreza. Nuestro norte más urgente es el déficit cero y el equilibrio de las cuentas públicas, afirmó y evitó responder una pregunta sobre posibles pasos para mejorar el poder adquisitivo de la población.
No hay que tenerle miedo a la verdad. No vamos a mentir. Las medidas no son las que soñamos ni pensamos. Nos hubiese encantado que los tiempos fueran otros, sentenció.
El Banco Central no es más nuestro amigo y no va a financiar un solo peso del tesoro, agregó.
Además, indicó que “el objetivo de las medidas es atacar parte del gasto público y la mejora de los ingresos fiscales. Para esto último aprobamos el incremento del impuesto país, las retenciones, la modificación en bienes personales, la moratoria y el blanqueo general”.
En términos de gastos, habrá una baja del 0,4 por ciento del Producto Interno Bruto en el esquema de jubilaciones y pensiones, prácticamente se eliminarán las transferencias a las provincias, disminuirá la obra pública, acabaremos con “el negocio político” de los planes sociales y decrecerá lo destinado al funcionamiento del Estado, apuntó.
Asimismo, explicó que se termina con “la emisión monetaria para financiar el tesoro y la nueva tasa de cambio (1 dólar por 800 pesos) apunta a una corrección en los incentivos para quien exporta y un reacomodamiento que lleva a un valor acorde con la realidad”.
La decisión es evitar que el paciente se muera y lo vamos a lograr. Argentina va a cambiar y será muy diferente. Esto es solo el telón de lo que viene, dijo.
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