Los Estados del bloque de integración latinoamericano y caribeño elogiaron, en un comunicado conocido este sábado, el liderazgo de la región mediante la Celac y Caricom, en la labor de acercar a las partes para una conversación franca, en medio de un escenario de tensiones sobre la controversia por la Guayana Esequiba. Señalaron que la disputa es “producto de la herencia del colonialismo y cuyos artífices recientes siguen siendo los intereses imperialistas y crematísticos”.
El ALBA-TCP expresó su disposición de apoyar el camino del diálogo permanente, “única vía para alcanzar una solución mutuamente beneficiosa sobre la controversia territorial de la Guayana Esequiba”, como lo establece el Acuerdo de Ginebra de 1966 y los principios del Derecho Internacional.
Destacó que ambos fueron “contundentemente ratificados por las partes luego del histórico encuentro”, celebrado el 14 de diciembre en la ciudad de Kingstown, San Vicente y las Granadinas.
El jueves, Maduro y Alí sostuvieron un encuentro en la capital sanvicentina, promovido por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom), además del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el secretario general de la ONU, António Guterres.
Los mandatarios sudamericanos expresaron en una declaración conjunta al término de la reunión, su compromiso con la búsqueda de la buena vecindad, la convivencia pacífica y la unidad de América Latina y el Caribe.
Pactaron que ambos Estados se abstendrán, ya sea de palabra o de hecho, de intensificar cualquier conflicto o desacuerdo derivado de cualquier controversia entre ellos.
Los gobernantes acordaron continuar el diálogo sobre cualquier otro asunto pendiente, de importancia mutua para los dos países, y concertaron establecer inmediatamente una Comisión Mixta de los ministros de Relaciones Exteriores y técnicos de los dos Estados para tratar los asuntos mutuamente acordados.
En un plazo de tres meses, la comisión presentará una actualización a los presidentes de Guyana y Venezuela.
Convinieron, además, que cualquier controversia entre los Estados se resolverá de conformidad con el Derecho Internacional, incluido el Acuerdo de Ginebra de 1966, y “no se amenazarán -directa o indirectamente- ni utilizarán la fuerza mutuamente en ninguna circunstancias”, incluidas las derivadas de cualquier controversia existente entre ambos países.
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