La falta de progreso para las garantías fundamentales impacta en el estancamiento entre Afganistán y la comunidad internacional, aseguró Roza Otunbayeva al intervenir este miércoles en el Consejo de Seguridad.
A juicio de la enviada, las autoridades de facto deben aceptar y trabajar para defender las normas y estándares internacionales, tal como se establecen en los Tratados de la ONU, como una «condición no negociable» para un asiento en las Naciones Unidas.
La situación de los derechos humanos en el país, dijo, se caracteriza por la discriminación sistémica contra las mujeres y las niñas, la represión de la disidencia política y la libertad de expresión, la falta de una representación significativa de las minorías y los casos continuos de ejecuciones extrajudiciales, arrestos y detenciones arbitrarias, tortura y malos tratos.
Por ello, insistió la representante, la comunidad internacional debe exigir mayor compromiso con las autoridades, en el poder desde agosto de 2021.
Otunbayeva acogió con satisfacción una evaluación independiente encargada por la ONU de los esfuerzos para abordar los desafíos en Afganistán, de acuerdo con una resolución del Consejo de Seguridad adoptada en marzo.
En ese sentido, la experta aseguró que los talibanes indican una preferencia por los enfoques bilaterales antes que los multilaterales
El gobierno de facto mantiene las prohibiciones a la educación de las niñas y al empleo de las mujeres como «asuntos internos», a pesar de que estos contravienen las obligaciones actuales de los tratados.
Cualquier enfoque futuro debe guiarse por dos factores: un consenso internacional duradero y más detallado sobre Afganistán y un uso mucho mayor de la voluntad de los talibanes de dialogar con la comunidad internacional.
“El diálogo no legitima. Se puede utilizar para expresar desaprobación y al mismo tiempo fomentar el cambio”, aseguró.
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