En un reciente comunicado, el órgano condenó los ataques reportados contra civiles o en áreas cercanas a donde se albergan grandes poblaciones de desplazados internos, refugiados y solicitantes de asilo, especialmente en el estado de Gezira.
Más de 250 mil civiles han huido de Wad Madani, en esa demarcación, desde el inicio de la ofensiva de la Fuerzas de Apoyo Rápido.
Los miembros del Consejo de Seguridad expresaron especial preocupación por los continuos informes sobre violaciones del derecho internacional humanitario y abusos de los derechos humanos, incluidos casos de violencia sexual en conflictos.
En ese sentido, el órgano instó a todas las partes a actuar con moderación y proteger a la población y la infraestructura civil de conformidad con sus obligaciones de la ONU.
Al mismo tiempo, elogió los esfuerzos de los actores humanitarios dentro de Sudán y los estados vecinos, incluidas las agencias humanitarias de la ONU, los socios implementadores de la ONU, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y los socios nacionales.
Los integrantes del ente de seguridad convocaron a todas las partes a permitir y facilitar un acceso humanitario rápido, seguro y sin obstáculos en todo el país africano.
Al respecto, condenaron el ataque del 10 de diciembre último contra un convoy de la Cruz Roja y subrayaron la obligación de respetar y proteger a los trabajadores humanitarios.
Además, pidieron aumentar la asistencia humanitaria a Sudán y los estados vecinos, donde más de 1,5 millones de personas se han refugiado desde abril de 2023.
El aumento de los combates en la nación provocó el desplazamiento de hasta 300 mil personas, de acuerdo con estimaciones divulgadas la semana última por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Ese incremento se debe a la propagación de las hostilidades en la segunda ciudad más grande del país, Wad Madani, situada a unos 140 kilómetros al sureste de Jartum, la capital, y en el corazón del estado de Al Jazirah, conocido como el granero de la nación africana.
Miles de personas han vuelto a ser desarraigadas tras los enfrentamientos que estallaron en las afueras de Wad Madani el 15 de diciembre.
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