La comisión la integran el secretario de Estado, Antony Blinken, el de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y la asesora de Seguridad de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, mientras que por la parte de México estarán, además, la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, y de Seguridad Ciudadana Rosa Icela Rodríguez.
El encuentro fue pactado en la última conversación telefónica entre López Obrador y Joe Biden a raíz de un agravamiento en el arribo de migrantes a este país, paso casi obligado para llegar por tierra a Estados Unidos, algo que no sucede, por ejemplo, con Canadá.
La delegación busca negociar con el gobierno las nuevas medidas migratorias a las que se está comprometiendo Biden con los republicanos para intentar frenar los cruces en la frontera con México, a cambio de que le sean aprobados más desembolsos y envíos de armas al gobierno de Ucrania.
Este encuentro coincide con una megamarcha de más de siete mil migrantes de numerosos países de la región quienes piden que México amplíe y no reduzca las posibilidades de cumplir sus objetivos y se les otorguen permisos para llegar a la frontera norte a gestionar sus visados estadounidenses.
Sin embargo, voceros de la caravana no tienen muchas esperanzas de que salga alguna resolución favorable a ellos de un encuentro con objetivos predeterminados, a la vista contrarios a sus intereses.
Es la tercera visita que realiza Blinken a México este año y en todas ha abordado el tema de la migración, pero a partir de la visión de la Casa Blanca sobre el espinoso asunto.
Es decir, aborda con bastante ambigüedad el de México, que se basa en el otorgamiento de una mayor cantidad de visas e inversiones importantes en los países emisores para crear empleos y detener el éxodo.
Se supone que Blinken insistirá en el cumplimiento de la Declaración de Los Ángeles signada por una veintena de países latinoamericanos comprometidos a dar vías legales de estancia a los migrantes para que no todos vayan al país del norte.
Algo muy difícil de cumplir por la crisis económica y el gran desempleo en casi todos ellos, excepto México y Estados Unidos, por supuesto.
Según el punto de vista mexicano, para que ese compromiso se cumpla se requiere de un plan de financiamiento de gran magnitud en los países emisores.
Pero en conjunto con una ampliación de visas de trabajo temporales y posibilidad de hacerlas definitivas, y suspensión de sanciones económicas, bloqueos comerciales y otras que en lugar de frenar el éxodo lo incrementan.
Seguramente López Obrador planteará a la otra parte garantías para que cesen medidas como las aplicadas por el gobierno del estado de Texas y el cierre de pasos y puertos fronterizos tomando como argumento no válido el tema migratorio, y sin aportar ni siquiera sugerencias para ayudar a solucionarlo.
También deberá salir a flote en la reunión la devolución de migrantes que hace Estados Unidos lo cual afecta mucho a México, pues está casi al nivel de cuando se aplicaba el Título 42 por la Covid-19.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos detuvo en noviembre a 242 mil migrantes en su margen del río Bravo.
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