Empeñados en lograr la producción de energía con fuentes renovables para enfrentar el cambio climático, el país basa su producción hasta ahora en la térmica (31.92 por ciento), hidroeléctrica (29.95), Geotérmica (21.04), solar (6.82), eólica (3.84) y biomasa (0.43 por ciento).
A pesar de que la generación hidroeléctrica aumentó su participación, las centrales térmicas (gas natural y búnker) se mantuvieron como los principales proveedores de electricidad durante noviembre, confirmó el último reporte de la Unidad de Transacciones (UT).
Según los informes la generación térmica aumentó debido al impacto del fenómeno climático de El Niño, que redujo los niveles de lluvias y creó una crisis energética en Centroamérica por una baja participación de la tecnología hidroeléctrica.
La UT, administrador del mercado mayorista, reporta que la demanda superó los 565.24 gigavatios hora (GWh) en noviembre, de los cuales 192.31 GWh fueron aportados por las centrales térmicas.
La generación hidroeléctrica es controlada por la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), entidad que administra cinco centrales: Guajoyo, Cerrón Grande, 15 de Septiembre, 5 de Noviembre y 3 de Febrero, esta última inaugurada este año pero que aun no termina de estabilizar su producción para abaratar los costos.
Una mayor generación a base de búnker se traduce en un costo más elevado de la energía debido a que depende del precio del crudo, una materia prima cautiva del mercado internacional y sus oscilaciones.
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