El ataque, reportado en la ciudad de Kerman, 820 kilómetros al sureste de Teherán, coincidió con la conmemoración del cuarto aniversario del asesinato del general Qasem Soleimani.
En un comunicado divulgado por la oficina de su portavoz, el titular de Naciones Unidas pidió la rendición de cuentas de los responsables del siniestro.
Al mismo tiempo, expresó su más sentido pésame a las familias, al pueblo y al Gobierno de iraní y deseó pronta recuperación a los heridos.
Por su parte, las autoridades iraníes calificaron el hecho como un ataque terrorista y advirtieron que el número de víctimas mortales podría aumentar.
Las detonaciones ocurrieron cerca del cementerio de los Mártires de Kerman, a donde acudieron miles de personas para recordar al alto oficial, comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardia de la Revolución Islámica.
Uno de los estallidos se produjo a 700 metros de la tumba de Soleimani, víctima de un ataque con drones en Iraq, en enero 2020, ejecutado por la fuerza aérea estadounidense.
La detonación dispersó a los presentes en la conmemoración mientras decenas de ambulancias acudieron al campo santo cuando se activó otra bomba.
mem/ebr