Tras ocho meses de hostilidades, la situación continúa deteriorándose desde el 15 de diciembre cuando Wad Madani, la segunda ciudad más grande de la nación, cayó en manos de las paramilitares de la Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
Entre 250 mil y 300 mil personas fueron desplazadas de la urbe y las zonas vecinas, muchas de las cuales ya habían huido de Jartum y sus alrededores en enfrentamientos anteriores.
Como resultado, el reclutamiento de las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) aumentó en todo el estado colindante de Río Nilo.
Según los informes, los partidarios del ejército están reclutando a hombres jóvenes y algunos están siendo detenidos, torturados o asesinados por motivos étnicos o tribales.
Otras informaciones de la Acnur confirman constantes saqueos de estructuras civiles y humanitarias en la ciudad.
En Wad Madani también se han establecido puestos de control de seguridad al tiempo que en Puerto Sudán, considerada la ruta más rápida de salida, aumentó la presencia militar y, por tanto, la tensión.
Las principales salidas de la urbe, Tamboul y Hasahisa, permanecen casi completamente bloqueadas para los civiles que intentan huir, de acuerdo con los equipos de Protección de Acnur en Sudán.
El país está viviendo una espiral de violencia desde el 15 de abril de 2023 cuando se iniciaron los enfrentamientos entre SAF y las RSF.
La cifra de desplazados por el conflicto superan los siete millones de personas, más de 5,5 millones de forma interna.
En tanto, el resto se escapó a países vecinos como Chad, Etiopía, República Centroafricana, Sudán del Sur o Egipto que ya están sufriendo condiciones muy complicadas.
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