Bajo el estruendo de las explosiones, con un sistema de atención médica al borde del colapso y pocos profesionales para atender a los heridos, el traumatólogo tuvo que decidir entre la vida y la muerte, durante su reciente misión junto a otros especialistas en aquella región del Medio Oriente.
Al-Kassem, director del canadiense Hospital General West Haldimand, relata ahora cómo selló heridas, drenó sangre y amputó miembros, al integrar un grupo de médicos que “ingresaron a Gaza en Nochebuena para ayudar con la abrumadora crisis humanitaria”. «Es simplemente una de las decisiones más difíciles que uno toma en su vida como médico. Vi a muchos niños morir ante mis ojos todos los días», admitió el galeno sobre su estancia durante casi dos semanas junto a aquellos pacientes palestinos, muchos de ellos “pequeños con lesiones que alteraban sus vidas”.
Al-Kassem recordó que durante los últimos tres meses, los ataques israelitas contra Gaza por tierra, aire y mar mataron a unas 22 mil 400 personas, más de dos tercios de ellas mujeres y menores de edad, según datos oficiales.
El cirujano, cuya misión integró un programa coordinado por la Organización Mundial de la Salud y la organización Rahma Worldwide, agregó que expertos de la ONU admitieron en noviembre que los palestinos enfrentaban condiciones “apocalípticas” propias de “un genocidio en ciernes”.
La agrupación médica de Al-Kassem y sus colegas trabajó en dos hospitales de la ciudad de Khan Younis, en el sur de Gaza, quienes, a menudo –rememoró- “trataban a víctimas de ataques aéreos que sufrían traumatismos en la cabeza o las extremidades”, puntualizó Toronto Star.
El cirujano describió un doloroso incidente con pacientes, cuando un ataque aéreo israelí alcanzó un edificio a varios cientos de metros del hospital donde trabajaba su equipo.
“De repente recibimos 15 niños, mujeres y hombres. Desafortunadamente, aunque todavía tenían pulso, fue imposible tratarlos a todos (…). Fue desgarrador”, afirmó.
Otro hecho que el médico reconoció nunca podrá olvidar fue cuando un pequeño de ocho años necesitó una cirugía cardíaca después de que un ataque aéreo alcanzara su casa en el sur de Gaza, donde se refugiaba su familia después de huir del norte.
Junto a su colega, el cirujano Amgad Elsharif, ahora en Egipto ayudando a enviar suministros médicos a Gaza, Al-Kassem revivió al niño y limpió la metralla alojada en su corazón, procedimiento que otros especialistas consideraron excepcional.
“Mi principio es que si salvas una vida, salvas a toda la humanidad», admitió el doctor.
Al-Kassem hizo estas declaraciones al periódico Toronto Star este viernes, un día después de regresar a Canadá de su estancia de 12 días en aquel territorio palestino devastado por las agresiones de Israel.
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