Durante un mes el equipo integrado por dos personas, evaluará el impacto de los microplásticos, su presencia y distribución en el agua de mar, los lagos, los sedimentos, la arena, el agua de descarga y los animales del ecosistema antártico cerca de la base argentina de investigación científica Carlini.
Según comunicó el organismo, esta misión al continente más meridional del mundo se lleva a cabo en el marco de la iniciativa Nutec Plastic, creada en 2020 para luchar contra la contaminación por plásticos, sirviéndose para ello de tecnologías nucleares.
Explicó que mediante una red de laboratorios de monitorización de Nutec Plastics se están empleando técnicas nucleares e isotópicas para generar datos sobre la distribución de microplásticos en el mar, basándose en el muestreo y el análisis de la prevalencia de estos en el medio ambiente.
Se trata de datos científicos precisos que constituyen información importante para formular medidas y políticas de mitigación y eliminación de plásticos.
Los primeros indicios de microplásticos —partículas de plástico con un diámetro inferior a cinco milímetros— hallados en el hielo fijo costero de la Antártida se remontan a 2009, sin embargo se carece de información sobre cuántos materiales de este tipo acaban en la zona y adónde llegan.
Los expertos aseguran que la presencia de microplásticos puede acelerar la pérdida de hielo en la Antártida, en la medida en que reduce la reflectancia del hielo, altera la rugosidad de la superficie, estimula la actividad microbiana, actúa como aislante térmico y contribuye al debilitamiento mecánico de la estructura del hielo.
Señalan que si a la presencia de microplásticos le suman el cambio climático, determinadas condiciones atmosféricas e influencias oceánicas, se está ante un hecho que agravará el devastador impacto del deshielo polar en la Antártida.
Además, precisan, la entrada de microplásticos en la cadena alimentaria de los organismos es perjudicial para la salud de la vida antártica y la resiliencia de estos al cambio climático.
En una resolución de marzo de 2022, los Estados miembros de las Naciones Unidas se comprometieron a iniciar negociaciones para un nuevo tratado mundial sobre la prohibición de la contaminación por plásticos, incluso en el medio marino, con el objetivo de adoptarlo formalmente en 2025.
jha/lpn