La popular política germana y exmiembro de La Izquierda Sahra Wagenknecht anunció el surgimiento de la agrupación La razón y la justicia (BSW).
Este anuncio de la alianza BSW, aparece en medio de una tormenta socio-económica, cuando sindicatos de ferrocarriles y de otros servicios públicos, lo agricultores y conductores de camiones ponen en jaque con huelgas al Gobierno.
Wagenknecht decidió estrenas oficialmente su formación, que ya cuenta con un 15 por ciento en los sondeos, a la par del Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz, al parecer, en un intento no solo por captar votantes socialdemócratas, sino en cambiar el estatus quo de la política alemana.
Por décadas los conservadores de las uniones Democristiana y Socialcristiana, el SPD, los Verdes y los liberal-demócratas, integraron fórmulas de poder, desde la alianza de conservadores y socialdemócratas hasta el semáforo formado por estos últimos con verdes y liberales.
Sin embargo, la irrupción en la escena política de la exdiputada de La Izquierda, unido al ascenso de la ultraderechista Alianza para Alemania (AfD), parecen amenazar la permanencia de las fórmulas políticas puestas en práctica hasta ahora.
La nación considerada como la locomotora de la economía europea, ya fue reconocida oficialmente por organismos internacionales, citados por Bloomberg, como oficialmente en recesión, con un crecimiento de apenas 0,5 por ciento en 2023, con varios trimestres por debajo de cero.
Ello está dado, entre otras causas, por la paulatina descapitalización que sufre la economía germana, con decenas de colosos de la industria mudados para Estados Unidos, en busca de mejores tarifas energéticas y de beneficiarse de facilidades financieras, indican analistas en esta urbe.
La prensa germana como el diario Bill destaca la tensa situación socio-económica nacional, cuando desde hace varios días más de 130 mil agricultores participan en diferentes tipos de protesta contra el Gobierno, la más expresiva de ellas el bloqueo de carreteras.
Entre las principales exigencias del citado gremio esta el regreso de los subsidios estatales al combustible diésel, mientras que los ferroviarios demandan mejoras salariales y compensaciones por el aumento inusitado de la inflación, a causa del alza de las tarifas energéticas.
De acuerdo con recientes encuestas, más del 30 por ciento de los germanos aboga por la renuncia del canciller federal, mientras que el 70 considera negativa la gestión de su equipo.
Con especial vehemencia se ataca la posición del gabinete de Scholz de, en medio de la situación descrita, continuar con los aportes financieros para respaldar el rearme de Ucrania.
El 24 de febrero de 2022, el presidente Vladimir Putin ordenó una operación especial para proteger a la población de la región sublevada del Donbás, desmilitarizar y desnazificar a Ucrania, a lo cual siguió una guerra económica lanzada por Occidente contra Rusia.
Ahora, Europa vive un negativo efecto bumerán de las más de 13 mil medidas punitivas unilaterales aplicadas contra Moscú, que incluyeron el cese de la compra de hidrocarburos al país euroasiático y, en su lugar, la opción de adquirirlos, mucho más caros, en Estados Unidos.
Precisamente, las condiciones de recesión y de desindustrialización paulatina de Alemania parecen crear condiciones poco propicias al equipo de Scholz para continuar en el poder, mientras formaciones como la BSW irrumpen en el escenario político.
Todo ello ocurre, cuando Europa, y con ello Alemania, se prepara para las elecciones del Parlamento Europeo, en junio próximo.
A decir de analistas políticos, su importancia no está dada tanto por lograr una mayor representación en la Eurocámara como tal, sino por el sondeo que representa para mostrar la fortaleza o debilidad de los partidos en el poder.
En el caso específico de Alemania, existe temor de que agrupaciones fuera del sistema tradicional político nacional consoliden su avance entre la preferencia de los electores, incluida la ultraderechista AfD y la alianza de Wagenknecht, opuesta al rearme de Kiev.
Todo ello parece presagiar uno de los primeros pasos para un posible cambio de época en la política de la primera economía europea.
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