Un comunicado divulgado por su portavoz recordó que los ataques contra el personal de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas pueden constituir crímenes de guerra según el derecho internacional.
Al mismo tiempo, pidió a las autoridades de la República Centroafricana que no escatimen esfuerzos para identificar a los autores de este ataque y llevarlos ante la justicia.
El texto reafirmó la solidaridad de la ONU con el pueblo y el Gobierno de la República Centroafricana tras el atentado que dejó además a otras cinco personas heridas, dos de ellas de gravedad.
El soldado camerunés Emmanuel Steve Atebelle perdió la vida mientras una patrulla de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización en la República Centroafricana (MINUSCA), recorría el pueblo de Mbindale, a unos 45 kilómetros al noroeste de Paoua.
La representante especial de la ONU en la nación africana, Valentine Rugwabiza, se sumó a la condena por el uso de artefactos explosivos, considerados una de las amenazas más mortales para la protección de los civiles, la entrega de la ayuda humanitaria y las actividades de las poblaciones.
La Minusca envió su pésame a la familia del soldado fallecido y al Gobierno de Camerún, su país de procedencia, y pidió a las autoridades centroafricanas trabajar para la rendición de cuentas de los autores.
La República Centroafricana enfrenta la violencia de las operaciones de varios grupos rebeldes desde finales de 2012, cuando una coalición procedente del noreste de mayoría musulmana -los Séléka- tomó la capital, Bangui, y derrocó al presidente François Bozizé, empezando una guerra civil sangrienta.
A mediados de noviembre de 2023, el Consejo de Seguridad de la ONU renovó por un año el mandato de la Minusca, con la presencia en el país de 14 mil 400 militares, más de tres mil policías y 108 agentes penitenciarios.
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