Realmente, expertos consideran que Estocolmo rompió con su posición neutral desde 2009, cuando estableció tratados de defensa mutua con la Unión Europea (UE), para luego ser socio activo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sin ser miembro de esta.
Además, mucho antes del aumento de las tensiones entre la alianza atlántica y Rusia, que fueron unas de las razones para el lanzamiento por esta última de una operación militar en Ucrania en 2022, Suecia ya participaba activamente en maniobras de la OTAN.
Los especialistas estiman que la neutralidad se puso en duda desde el mismo momento en que el país escandinavo revirtió el proceso de desarme que casi finalizó en 2000, para retomar su rearme a partir de esa fecha, más allá de cualquier supuesta amenaza externa palpable.
Suecia dejó de enfrentar cualquier ocupación externa desde 1523 y, sin embargo, participó en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) e invadió Rusia en 1700, aunque nueve años después el zar Pedro el Grande celebraba la victoria sobre este reino escandinavo.
EL PORTAZO FINAL
A finales de 2022, en el contexto de la operación militar especial de Rusia para proteger a la población de la región rebelde del Donbás, Suecia solicitó, junto a Finlandia, el ingreso a la alianza atlántica, a lo cual se opuso en un principio Türkiye.
Estocolmo comienza a desarrollar pasos concretos para la militarización y para convertirse en futura plataforma del despliegue del arsenal de la OTAN cerca de las fronteras con Rusia, estiman expertos del medio digital Vzgliad.
En las últimas semanas, en medio de los intentos del gobierno sueco de justificar el abandono de casi dos siglos de neutralidad, se echó mano a la supuesta amenaza de una agresión rusa, lo cual estuvo estimulado por declaraciones de altos funcionarios nacionales.
La teoría de que Moscú intentaría agredir a otros estados, después de una eventual victoria en el conflicto en Ucrania, provocó el pánico de muchos suecos que literalmente asaltaron los comercios para adquirir productos en caso de una presunta confrontación militar.
La exministra de Relaciones Exteriores Margot Wallster declaró al diario Aftonbladet que no existía en estos momentos ningún peligro de ataque contra Suecia.
Es un canto confuso, en el cual para nada queda claro de qué se trata en realidad. El Gobierno debería ayudarnos a comprender en qué consisten esas amenazas, consideró la diplomática.
¿Acaso existen otros peligros, cómo son, se trata de una desinformación, habrá ataques a todo nuestro sistema civil o pondrán algún ejemplo concreto de ello para prestar más atención? se preguntó la exministra.
Pero la funcionaria estima que el rearme sueco forma parte de la militarización global que crece en todas partes.
Ello esta en sintonía con llamados de varias capitales europeas a incrementar los gastos bélicos y la producción de armamentos, todo bajo el manto de la necesidad de respaldar a Kiev en su conflicto con Moscú.
Para el presidente de la organización social Unión Sueca por la Paz y el Arbitraje, Carstin Bergeo, es necesario hablar no precisamente de cómo prepararse para combatir, sino de cómo evitar el surgimiento de conflictos bélicos porque eso si garantiza paz y estabilidad, apuntó. Especialistas estiman que, Estocolmo se adentra en una espiral armamentista que toca, por un lado, planes geopolíticos de acordonar a Rusia con técnica de guerra de la OTAN, y por el otro, de convertir a este país en crucial cliente del complejo militar estadounidense.
Así, el portazo a la neutralidad sueca podría agregar una mayor tensión en la región europea, lejos de garantizar más seguridad para los estados escandinavos, a donde, diferente a décadas anteriores, parece que se pensará más en las armas y en cómo ponerlas a funcionar.
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