En 2018 el BSAP contaba con 100 agentes, en 2021 eran 121 y ahora extraoficialmente se contabilizan cuatro mil hombres bien armados.
Lo que más preocupa a las autoridades haitianas es que este cuerpo traspasó los límites de su funciones de velar por la flora y la fauna del país caribeño, y anda involucrado con individuos de la escena política, en especial los opositores.
El gobierno busca la cifra exacta de efectivos, fuentes de financiamiento y cómo están desplegados en el país, incluso en zonas que no son consideradas áreas protegidas.
Según la versión digital del diario Le Nouvelliste, el BSAP está dividido en tres categorías de miembros, «una parte está asignada a la seguridad del Ministerio de Medio Ambiente, otra hace realmente lo que puede para proteger determinadas zonas protegidas, y una tercera categoría se considera electrones libres al servicio de intereses políticos”.
Esa última está fuera de control, precisó la fuente.
El rotativo señala que a los integrantes del BSAP hace meses no se les paga su salario, de ahí que son dados a presionar a autoridades y empresarios particulares a cambio de dinero.
Originalmente son subordinados de la Agencia Nacional de Áreas Protegidas, un departamento autónomo dentro del Ministerio de Medio Ambiente, y a su vez es está administrado por un consejo formado por los cartera antes mencionada y de la Agricultura.
El BSAP está integrado en su mayoría por antiguos miembros de las fuerzas armadas haitianas y por jóvenes.
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