En reunión virtual para definir modalidades a través de las cuales hacer frente a la enfermedad, guiados por el asesoramiento de expertos que debatieron las medidas necesarias el pasado sábado, António deseó que el debate dé lugar a acciones concretas.
En tal sentido mencionó también que estas deliberaciones deben ayudar a los jefes de Estado en la toma de decisiones políticas, que permitan avanzar de forma sostenible hacia la erradicación del cólera para 2030.
Refirió que la propagación de la dolencia por la región desde la llegada de la temporada de lluvias representa un obstáculo para la integración y el desarrollo, pues los países afectados tuvieron que reasignar los recursos financieros y humanos al sector sanitario, dejando desprovistas otras áreas relevantes.
“La SADC fue concebida por sus fundadores como una comunidad interconectada por la libre circulación de personas, bienes y servicios, como parte de un programa regional más amplio de integración económica”, apuntó el ministro y añadió que los avances en esa ruta se ven perjudicados por la propagación del cólera.
“Este escenario requiere una respuesta regional coordinada para hacer frente a este reto”, apuntó el canciller y remarcó que ningún país solo puede combatir una enfermedad que no respeta fronteras.
Precisó que la reunión de expertos del 27 de enero abordó la necesidad de priorizar inversiones en infraestructuras sanitarias, prevención y promoción de la salud para crear comunidades más sanas, liberar el potencial humano y reasignar recursos al desarrollo sostenible.
“Si forjamos un frente unido, impediremos de forma sostenible la propagación generalizada del cólera y de futuras enfermedades o pandemias que puedan cruzarse en nuestro camino”, aseguró.
El canciller mostró confianza en que la región unida puede asumir el desafío, del mismo modo en que demostró profunda resiliencia ante otros retos sanitarios como el VIH-Sida y la Covid-19.
En sus palabras antes del debate igualmente agradeció la participación de todos y el apoyo de socios como la Organización Mundial de la Salud, el Centro Africano para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC África) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), entre otros.
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