El jefe de esa localidad, Yusuf Mamman-Ifo, informó que el secuestro ocurrió el pasado 21 de enero, cuando 31 personas de la localidad de Batsari, en el estado de Katsina, fueron obligadas a trasladarse caminando hasta el lugar donde permanecieron encerradas en diversas habitaciones.
Los secuestradores exigieron un rescate de unos 60 mil euros para su liberación.
Los raptos masivos, en particular de menores del sexo femenino y de funcionarios gubernamentales por cuya liberación demandan rescates en metálico es una de las principales formas de allegar ingresos de los grupos islamistas que operan en este vasto país del occidente africano.
En los últimos tiempos, el modus operandi fue adoptado por bandas armadas de delincuentes las cuales, además, atacan y saquean aldeas sin que las autoridades logren ponerles freno.
Los ataques de islamistas y las bandas de delincuentes contra poblaciones inermes junto a los secuestros constituyen los dos principles dolores de cabeza de las autoridades centrales nigerianas a los que se suman los frecuentes confictos entre pastores y granjeros por el uso de agua y zonas de pastoreo.
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