El epicentro de esta celebración religiosa es la Playa Ramírez, de esta capital, que se colorea de blanco y azul, colores predominantes en el homenaje de sus feligreses y sus ofrendas.
Yemayá fue la primera orisha (deidad) del universo. Nació cuando Olofi (el hijo del dios supremo) decidió crear el mundo, después de apagar con agua el fuego que envolvía el planeta. De Yemayá y Obbatalá (su pareja) nacieron los otros 16 orishas del panteón yoruba, según sus creyentes.
Una estatua frente al Río de la Plata, en la Rambla montevideana, la muestra con aspecto maternal, como la “gran madre” que encarna también la fertilidad.
Venimos a pedirle bendición para todos y el año pasado le imploramos para que cesara la sequía reinante entonces, dijo a Prensa Latina Margarita Pecora, quien desde hace más de una década llega un día como hoy a Playa Ramírez para venerarla.
El día de Iemanjá se consolidó aquí en los años cincuenta del siglo pasado en sincretismo con la virgen de la Candelaria. En Cuba se celebra en septiembre.
Las ofrendas a la deidad africana se depositan directamente en el mar, ya sea flores o pequeños barcos de madera en los que se colocan espejos, collares, peines o perfume de lavanda.
En Playa Ramírez la ocasión se convierte también en feria comercial con la venta de artículos religiosos y otros.
Para los pescadores es particularmente día de ofrendas, también para las mujeres que quieren procrear y las embarazadas que piden protección.
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