Por medio de un comunicado, el titular deseó una pronta recuperación a los heridos y recalcó que los perpetradores de esa agresión deben comparecer ante la justicia.
Según destacó Guterres, este es el tercer ataque contra una institución religiosa en menos de una semana.
Tales agresiones dirigidas deliberadamente contra civiles que ejercen el derecho a practicar libremente su religión son violaciones de los derechos humanos fundamentales y del derecho internacional humanitario, subrayó.
De acuerdo con reportes locales, una explosión en una mezquita chiíta en la provincia afgana de Kunduz mató a varias personas.
La detonación ocurrió durante el servicio de oración semanal en la mezquita Gozar-e-Sayed Abad, cuando los miembros de la minoría religiosa chií suelen acudir en grandes cantidades para el culto.
El portavoz talibán Zabihullah Mujahid indicó que se envió una unidad especial al lugar para investigar, mientras se contabilizan las víctimas.
Imágenes compartidas en las redes sociales muestran varios cuerpos ensangrentados tirados en el suelo entre escombros después del estallido.
De momento, ningún grupo se adjudicó la responsabilidad por la acción, que según medios locales provocó al menos 50 lesionados.
Afganistán ha sido golpeado por varios atentados mortales en las últimas semanas, incluidos contra instalaciones religiosas, y el liderazgo talibán, que tomó el poder en agosto pasado, reconoció que enfrenta agresiones de una filial del Estado Islámico, conocido como Estado Islámico Khorasan.
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