No hay heroísmo mayor que derrotar con espadas a enemigos armados con cañones, dijo en un comunicado por el aniversario 125 de la acción culminante de la guerra ítalo-etíope iniciada en 1895.
Los etíopes, añadió, manifestaron gran sabiduría y demostraron mayor valentía, al superar el hostigamiento de un adversario con formación militar y conocimientos estratégicos.
Nada es tan grande para una nación como que sus hijos aparten las diferencias y, unidos, con las armas al alcance, con profunda lealtad, enfrenten fuerzas hostiles que intenten someterla.
Bajo el mando del emperador Menelik II, los etíopes vencieron el 1 de marzo de 1896 en Adwa, ciudad del estado regional de Tigray, a más de 20 mil miembros de las fuerzas coloniales italianas.
Aquella batalla entre la entonces Abisinia e Italia, reconocida internacionalmente como símbolo de resistencia africana o como el día que África derrotó a Europa, es considerada una conquista militar honorable y ejemplo de gran patriotismo.
Tenemos muchas razones para conmemorar esa victoria de manera excepcional, primero que todo porque elevó al país a una alta posición de la cual nadie puede sacarla, aseguró Ahmed en el mensaje.
Muchos estudiosos dicen que aquella contienda unió a los etíopes como nunca antes y sentó las bases de la Etiopía reciente. Ese es otro motivo para rememorarla, para sentirnos hijos e hijas de la Victoria de Adwa, apuntó.
La mejor manera de honrar a los mártires y héroes de entonces, manifestó, es reemplazar la pobreza con prosperidad y posicionar a la nación entre los países de ingresos medios, a través de la unidad.
Sin distinción de etnia, filiación política o religión, cada año los etíopes convierten esta jornada en una fiesta nacional, que tiene sus centros principales en Adwa, otrora ciudad más importante de la región norte, y el monumento a Menelik II en esta capital.
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