El ligero incremento en ese período se debió, principalmente, a una desaceleración en la disminución de precios de los productos energéticos no regulados, los cuales pasaron de menos 6,3 a 3,6 por ciento, y a la inversión de tendencia en los del transporte, de menos 0,1 a uno por ciento.
La inflación subyacente, sin incluir energía y alimentos sin procesar, creció de 0,8 a uno por ciento y la otra, de la cual se excluye sólo la energía, de 0,8 a 0,9, como resultado de alzas en los precios de los productos energéticos no regulados, 1,4, así como tabaco y servicios relacionados con el transporte, 0,4 cada uno.
Sobre base anual, el índice general de precios al consumidor aumentó 0,6 por ciento al comparar los datos de febrero de este año con los de igual mes de 2019, precisó el Istat.
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