Desde junio, unas 19 mil personas, muchos de ellos menores, tuvieron que huir de Martissant, en la entrada norte de Puerto Príncipe, en medio de los enfrentamientos de las bandas armadas por el control del territorio, mientras otros fueron empujados de barrios como Bas de Delmas y Cité Soleil.
La Fundación Pan de Esperanza denunció la situación de estos menores, así como los de la península sur del país, recientemente afectados por el terremoto del 14 de agosto, que dejó más de dos mil 200 fallecidos y 12 mil 700 heridos.
En los departamentos Sur, Nippes y Grand Anse, se destruyeron por el sismo el 70 por ciento de las infraestructuras docentes, y aunque oficialmente las clases se reiniciaron el pasado lunes, miles de infantes no tienen escuelas a las cuales regresar.
Por su parte, en Puerto Príncipe, las instituciones de Martissant y otras bajo la influencia de las pandillas no abrieron sus puertas, casi un mes después de la fecha anunciada por el Gobierno.
Estos niños, desplazados por los enfrentamientos armados entre bandas rivales, se ven privados de los servicios básicos y corren el riesgo de estar expuestos a la violencia, la explotación, los abusos y el tráfico de personas, lamentó la Fundación.
También criticaron las condiciones de vida de esos menores en los campos de desplazados internos, y pidieron la intervención de las autoridades par respetar su derecho a la enseñanza.
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