El arzobispo de Bogotá, monseñor Luis José Rueda, envió un mensaje de apoyo a los obispos por la labor misional que hacen en medio del conflicto armado interno y su denuncia de la situación en territorios como el departamento del Chocó.
Ante los casos de confinamiento, desplazamiento y asesinatos, la autoridad religiosa recordó que siempre ha acompañado a comunidades como las de Murindó, de Antioquia, donde están confinados unos mil 200 indígenas por temor a minas antipersonales.
Por otra parte, en Tumaco están azotados por las masacres, y en el Alto Baudó, unos cuatro mil 741 ciudadanos están entre confinados y desplazados, mencionó Rueda en el texto citado por la prensa local.
Durante las últimas semanas los obispos de la región del Pacífico expresaron con claridad y contundencia sus críticas al Gobierno central, debido al abandono a estas poblaciones.
El arzobispo les pidió que, pese a la incomodidad de algunos por su labor, no desfallezcan, sigan la protesta y mantengan la voz de esos territorios que están en medio del fuego cruzado de los grupos armados ilegales.
Este llamado de la Iglesia católica se une a la petición hecha por la Comisión de la Verdad de Colombia, que exhortó la semana pasada a una negociación con estos grupos para evitar condenar a muerte a las comunidades.
Según un informe publicado por la entidad, el desplazamiento forzado continúa este 2021 en el país, con 29 eventos registrados, más de tres mil familias impactadas y 10 mil 850 personas que abandonaron sus lugares de residencia de manera masiva.
La Defensoría destacó que hay 40 comunidades confinadas en Chocó, Cauca y Costa Nariñense y de los desplazados el 90 por ciento pertenece a comunidades étnicas del Pacífico.
Uno de los hechos resaltados por la Defensoría es el desplazamiento intra-urbano ocurrido en Buenaventura desde el 30 de diciembre pasado hasta la fecha, por el cual salieron forzadamente mil 442 familias de 16 barrios.
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