Las preocupaciones van desde la posibilidad de contingencias generadas por problemas organizativos al aplicar la medida, hasta huelgas y protestas promovidas por quienes la rechazan. El anuncio de la disposición provocó recientes manifestaciones en varias ciudades del país, incluida esta capital, donde elementos neofascistas asaltaron y devastaron parcialmente la sede central de la Confederación General Italiana del Trabajo, hecho que desató una ola de indignación en los demás sectores del país.
En una circular dirigida a los prefectos, el jefe de la policía, Lamberto Giannini, alertó sobre el probable recrudecimiento del tono de las protestas con acciones contra objetivos expuestos a riesgos y ‘enfrentamientos entre grupos a favor y en contra de los extremismos’.
A través del documento citado por varios medios, Giannini orientó reforzar las medidas de vigilancia y seguridad en torno a los objetivos sensibles para garantizar la adecuada protección preventiva y enfrentar conductas ilícitas.
Diferentes fuentes coinciden en que, en el plano laboral, habrá paros y demostraciones puntuales aunque el problema principal está en el puerto de Trieste, donde una parte de sus trabajadores expresó disposición a participar en una suspensión indefinida de actividades, sin la aprobación de las autoridades.
Por otra parte, emergen amenazas para la economía en áreas como la agricultura donde alrededor de 100 mil trabajadores estacionales carecen del certificado de vacunación, según estimados de la principal organización empresarial del sector agroalimentario, Coldiretti.
Otro problema es el de los conductores de vehículos de carga provenientes del exterior, inmunizados con vacunas no reconocidas aún por las autoridades sanitarias italianas.
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