El documento asegura que si se aplicaran en su totalidad, las políticas actuales nacionales estarían alineadas con un calentamiento de tres grados centígrados.
La deforestación representa casi la mitad de las emisiones brasileñas (44 por ciento), según datos del Sistema de Estimación de Emisiones y Remociones de Gases de Efecto Invernadero, iniciativa del Observatorio del Clima que realiza estas mediciones.
En este caso, las consecuencias son varias. La exposición a impactos elevados, con aumento de la intensidad de las sequías, la frecuencia de las olas de calor, la escalada de días con temperaturas superiores a 35 grados centígrados y la reducción de las precipitaciones.
Tal combinación de efectos es negativa para la salud humana y la agroindustria, que influye directamente en el Producto Interno Bruto brasileño.
El informe que estudia las economías del G-20, para verificar cómo están con el cambio climático, también señala que Brasil aumentó su temperatura media en 2,5 grados centígrados en las regiones costeras entre 1901 y 2012 por los cambios climáticos.
Además, la investigación destaca que, en 2008, la nación fijó ambiciosos objetivos para reducir la deforestación en el Plan Nacional sobre el Cambio Climático, que pretendía disminuir la deforestación en el 80 por ciento para 2020.
El periodo de referencia fue de 1996 a 2005. Sin embargo, según el texto, a pesar que la tasa de deforestación era baja en 2012, aumentó gradualmente desde entonces. Y volvió a subir rápidamente durante la pandemia de Covid-19.
Asimismo, el documento alerta que el gobierno del presidente Jair Bolsonaro eliminó ‘muchas protecciones ambientales para los bosques’, y para colmo, los incendios están en aumento, como los ocurridos en la Amazonia y el Pantanal.
En el gigante suramericano, no solo la deforestación llama la atención de las autoridades. Las fuentes de generación de gases de efecto invernadero (GEI) contribuyen a los resultados de Brasil.
Las emisiones de GEI del país, excluyendo el cambio de uso del suelo, trepó al 79 por ciento (1990-2018).
Válido recordar que este escenario emergió en vísperas de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-26), que se celebrará a finales de mes en Escocia, y el mundo especula sobre lo que Brasil debe mostrar en el evento.
Recientemente, la Coalición Brasileña para el Clima, los Bosques y la Agricultura envió una carta al Gobierno en la que pide ampliar los objetivos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir la deforestación ilegal.
jha/ocs/cvl