Mehu Changeux, presidente de la Asociación de Propietarios y Conductores de Haití confirmó el fin del movimiento, aunque alentó a la población a abastecerse de insumos y alimentos ‘mientras esperamos las señales de otros grupos organizados para volver a paralizar al país’, aseguró.
Durante dos días la mayoría de las actividades se detuvieron en Puerto Príncipe y sus alrededores, aunque en las últimas horas de este martes el tráfico era fluido en algunas arterias de la capital y los grandes negocios alejados del centro de la urbe abrieron sus puertas.
La huelga, la segunda de su tipo en el mes de octubre, criticó el aumento de los secuestros y asesinatos por parte de los grupos armados que controlan amplios territorios, ante la inacción de las autoridades.
El Gobierno no se pronunció sobre el movimiento que mantuvo desiertas las bulliciosas calles de la capital, aunque el primer ministro Ariel Henry se reunió con el secretario general adjunto de Naciones Unidas para la Seguridad, Gilles Michaud, para discutir la situación actual.
La seguridad en Haití se deterioró después de 2019, y alcanzó cifras récord durante este año, con más de 628 secuestros registrados en los primeros nueve meses, el desplazamiento de más de 19 mil personas, y más de un centenar de víctimas civiles en medio del reordenamiento de los grupos armados que operan con impunidad en el país.
En los últimos días, el secuestro de 17 misioneros de Estados Unidos y Canadá llegó a los titulares, tras ser retenidos en Ganthier, una zona bajo el control de la pandilla 400 Mawozo.
Según declaraciones del ministro de Justicia, Litz Quitel, los secuestradores piden un monto de 17 millones de dólares para la liberación.
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