En una entrevista con el Canal 12, el funcionario rechazó cualquier vinculación entre la iniciativa y Netanyahu, dirigente del partido ultraderechista Likud, que Saar abandonó hace un año para crear Nueva Esperanza.
La propuesta prevé que cualquier miembro de la Knesset (parlamento) acusado de un delito que incluya una sentencia mínima de tres años tendrá prohibido encabezar un Gobierno.
Saar también negó que tenga una obsesión con Netanyahu y en cambio, acusó el ex primer ministro de emprender ‘una campaña ininterrumpida contra mí y mi esposa’, la presentadora de televisión Geula Even Saar.
El proyecto causó tensiones en la coalición gobernante, tras las duras críticas ayer de la titular del Interior, Ayelet Shaked, número dos del partido Yamina, que dirige el jefe del Ejecutivo Naftali Bennett.
El Canal 12 reveló días atrás que varios miembros del gabinete acusaron a Shaked de mantener conversaciones secretas con figuras de la ultraderecha en la oposición, en especial con Netanyahu, acusado de abuso de poder, fraude y corrupción en tres casos separados.
Afirmaron que la conducta de ella indica que quiere reemplazar a Bennett o unirse a Netanyahu en lugar de honrar los pactos de la alianza gubernamental, según los cuales el canciller Yair Lapid asumirá como primer ministro en 2023.
Según el diario The Time of Israel, Stella Weinstein, directora general de Yamina, envió una misiva a los miembros de la formación para pedir que dejen de comentar sobre el tema.
Aunque está en la oposición, el líder de la alianza árabe-israelí Lista Conjunta, Ayman Odeh, respaldó la propuesta.
‘Shaked solo tiene un dedo (en referencia a su voto en la Knesset), nosotros tenemos seis’, tuiteó Odeh, en alusión al número de escaños de ese grupo parlamentario.
La variopinta coalición gubernamental incluye a partidos de extrema derecha, centro, pacifistas e islamistas, todos unidos por un denominador común: su rechazo a Netanyahu, quien gobernó 15 años, 12 de ellos de forma ininterrumpida.
Esa diversidad ideológica provocó numerosos choques internos por una variedad de motivos, desde la aprobación del presupuesto, hasta la política hacia los palestinos o Irán.
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