El Informe de Violencia contra los Pueblos Indígenas de Brasil, que publica anualmente el Consejo Indígena Misionero (CIMI), asegura que esa cifra de aborígenes ultimados representa un 63 por ciento más que en 2019, cuando 113 nativos resultaron eliminados en actos de violencia.
También el documento identificó 263 casos de ‘invasiones, explotación ilegal de recursos y daños al patrimonio indígena’.
El número superó los 256 incidentes contabilizados en 2019 y supone un aumento del 137 por ciento con respecto a 2018, cuando se notificaron 111 casos.
Asimismo, el año pasado se registraron 14 expedientes de abuso de poder, 17 amenazas de muerte, 34 diversas, 16 homicidios culposos, ocho lesiones corporales intencionadas, 15 hechos de racismo y discriminación etnocultural, 13 intentos de asesinato y cinco sucesos de violencia sexual.
En total, los registros suman 304 casos de violencia contra los indígenas en 2020, cifra que supera la registrada en 2019, cuando se identificaron 277.
Según la investigación, las invasiones y los incidentes de explotación de recursos naturales y daños a la propiedad comprobados en 2020 repiten el patrón identificado en el año anterior.
Los invasores, en general, son madereros ilegales, buscadores de oro, cazadores y pescadores, ganaderos y acaparadores de tierras que invaden los terrenos indígenas para apropiarse ilegalmente de la madera.
Tales usurpadores devastan ríos enteros en busca de oro y otros minerales, además de deforestar y quemar grandes áreas para abrir pastos.
En muchos casos, los ocupantes dividen la tierra en lotes que se comercializan ilegalmente, incluso en territorios nativos habitados por pueblos aislados.
El CIMI llama la atención sobre los casos de los pueblos Yanomami, Yekwana y Munduruku, recientemente blancos de actos de violencia que continúan en paralelo a la omisión del Estado y al agravamiento de la crisis sanitaria.
En los terrenos de los Yanomami, por ejemplo, se calcula que hay unos 20 mil mineros ilegales, quienes además de aportar violencia, traen la Covid-19.
Datos de la Articulación de Pueblos Indígenas de Brasil precisan que hasta la fecha más de 43 mil aborígenes fueron contagiados con el SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, y al menos 900 murieron por complicaciones de la enfermedad durante 2020.
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