El sumo pontífice presidió una misa en el Cementerio Militar Francés de esta capital con motivo de la conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, en la cual pronunció una homilía con motivo de la efeméride.
En el camposanto donde reposan los restos de los soldados galos caídos en Italia luchando contra el nazi-fascismo entre en la II Guerra Mundial, entre 1943 y 1944, el sumo pontífice señaló que la vida es un camino para quienes desean hacer algo en ella y no un paseo ni un laberinto.
En el camino, dijo, pasamos ante muchos hechos históricos, ante muchas situaciones difíciles y también ante los cementerios a donde los seres humanos llegan tras el “último paso”.
En ese sentido, Francisco precisó que lo importante es que ese último paso “nos encuentre en camino, no dando vueltas en un paseo, en el camino de la vida y no en un laberinto sin fin.
Al referirse a las personas sepultadas en las tumbas, el papa expresó que “esta gente, buena gente, murieron en guerra, murieron porque fueron llamados a defender la patria, a defender valores, a defender ideales y, muchas otras veces, a defender situaciones políticas tristes y lamentables.
Hoy, puntualizó, la prédica debería ser mirar a las tumbas: “Muerto por Francia”, algunas tienen nombre, otras pocas no, pero, subrayó, estas tumbas son un mensaje de paz: “¡Deténganse, hermanos y hermanas, deténganse! ¡Deténganse fabricantes de armas, deténganse!
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