Para algunos analistas la pregunta no es cuándo comenzará a hacer campaña sino si parará de hacerla, según comentó un artículo publicado en NBC News.
Trump celebró mítines en estados cruciales, incluido uno en octubre en Iowa, sede de la primera contienda por la candidatura presidencial, donde dijo a los votantes: «Vamos a recuperar América».
Además, está respaldando a los candidatos a cargos federales y estatales -a veces en las primarias- y reclama el crédito cuando tienen éxito.
Así hizo la semana pasada después que Glenn Youngkin ganó la gobernación en Virginia, y Mike Carey, republicano de Ohio, obtuvo un escaño a la Cámara de Representantes.
El magnate neoyorkino sigue inundando las bandejas de entrada con llamamientos casi diarios a la recaudación de fondos para su comité de acción política «Save America», apuntó el material.
Ese grupo contaba con 90 millones de dólares -una verdadera fortuna en la política nacional- cuando dio su última declaración a la Comisión Federal de Elecciones en junio, destacó la cadena de noticias.
No hay duda de que el expresidente mantiene el control sobre la base electoral republicana y, con ello, la capacidad de influir en la mayoría de los candidatos y cargos electos del partido, afirman estrategas de la fuerza roja.
De acuerdo con los analistas, el exocupante del Despacho Oval realiza todos los movimientos de un candidato presidencial, y con mucha más capacidad para atraer la atención nacional que cualquier otro posible aspirante de su partido para 2024.
Entre los que pretenden hasta ahora entrar en la carrera por la silla en la mansión ejecutiva están el exvicepresidente Mike Pence, el exsecretario de Estado Mike Pompeo y el gobernador de Florida Ron DeSantis, así como los senadores Ted Cruz, Josh Hawley y Tom Cotton.
A finales de mayo, Jason Miller, veterano asesor del exgobernante, dijo a NBC News que «hay muchas posibilidades» de que Trump –quien aún no reconoce su derrota en noviembre de 2020- se presente si cree estar bien posicionado para ganar.
Por su parte, los demócratas están prestando mucha atención al posicionamiento de Trump y su «amenaza no debe subestimarse», advirtió Chris Kofinis, un estratega de la fuerza azul.
La Casa Blanca espera que Biden obtenga un rebote con la promulgación de la ley de infraestructuras y quizás con un plan de gasto social que lo respalde, ya que sus índices de aprobación están bajo mínimos desde agosto, de acuerdo con el promedio de encuestas nacionales de Real Clear Politics.
Los datos dan al actual mandatario el 51,3 por ciento de desaprobación.
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