Los diálogos en curso con las naciones de origen y tránsito de los inmigrantes, así como con las compañías aéreas, ya muestran avances, al menos en esta jornada, dijo en una portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores sobre el anuncio de las autoridades aeronáuticas turcas.
Esa última dependencia confirmó la prohibición de vuelos para los ciudadanos de Irak, Siria y Yemen que quieran acceder a suelo belaruso.
La víspera el Ministerio de Relaciones Exteriores turco expresó su respaldo a Polonia, Lituania y Letonia, socios de ese país dentro de la OTAN, ahora afectados por una crisis migratoria.
Pero Ankara también rechazó lo que calificó de infundadas acusaciones desde Varsovia, cuyo gobierno condenó antes las «facilidades para el desplazamiento de migrantes desde Estambul hacia Minsk», la capital belarusa.
La víspera el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, invitó a un equipo técnico polaco para que «verifique las falsedad de esas imputaciones e informe de forma correcta a la opinión pública».
Antes y en reunión con altos cargos de su Gobierno, el presidente belaruso, Alexander Lukashenko, pidió a la Cancillería nacional que “advierta a todos en Europa” sobre una inminente respuesta a las sanciones adicionales, las cuales calificó de “inaceptables”, y advirtió que el país no tiene «ni dinero ni fuerza» para detener el éxodo.
Mientras, su ministro de Relaciones Exteriores, Vladimir Makei, reiteró en Moscú que la nación está dispuesta a reaccionar a la probable imposición del quinto paquete de restricciones por parte de la UE, según reportó la agencia de noticias Sputnik.
La situación en la zona limítrofe se agrava con la llegada del invierno, mientras Lukashenko alertó a la UE por lo que calificó de catástrofe humanitaria debido a la concentración de personas bajo condiciones climáticas muy adversas.
mgt/ehl