Su padre, Michael Kast, combatió con el ejército de tierra alemán durante la Segunda Guerra Mundial y, tras finalizar ese conflicto, emigró a Chile en 1950 donde procreó una familia con su compatriota Olga Rist.
José Antonio, el más pequeño de 10 hermanos, nació el 18 de enero de 1966, se graduó de abogado en la Universidad Católica de Chile y está casado con María Pía Adriasola, con quien tiene nueve hijos.
Desde 1984 comenzó a recibir influencia de Jaime Guzmán, uno de los ideólogos de la derecha chilena y fundador del partido Unión Democrática Independiente (UDI), en el cual Kast militó hasta su separación en 2016.
Fue un activista y entusiasta promotor del sí en el referendo popular de 1988 para decidir si Pinochet continuaba en el poder, consulta en la que se impuso el no.
En 1996 asumió su primer cargo público como concejal en la alcaldía de Buin, en el sur de la Región Metropolitana de Santiago, y en 2002 inició su etapa como diputado de la UDI en el Congreso, donde permaneció 16 años.
Esta experiencia legislativa le permitió pulir un estilo oratorio incisivo y mordaz, que utiliza en los debates para expresar sus ideas extremistas y sacar de balance a los rivales.
Convencido de que en la UDI no prosperarían sus ambiciones presidenciales, se separó para lanzarse como candidato independiente en 2017, cuando quedó en cuarto lugar con el siete por ciento de votos.
En 2018 fundó el ultraderechista Partido Republicano y el 18 de julio de 2021 anunció su candidatura a la presidencia con un programa que prevé reducir el papel del Estado, bajar el gasto público y diminuir los impuestos a las grandes empresas.
Kast apoya la militarización en La Araucanía donde índigenas mapuche reclaman la devolución de sus tierras ancestrales, aboga por reforzar a la policía de Carabineros y las Fuerzas Armadas, y plantea cavar una zanja en la frontera para impedir el paso a los migrantes.
Comparado aquí con el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y con el exmandatario estadounidense Donald Trump, el aspirante a La Moneda se opone al aborto y al matrimonio igualitario, y dijo que -de ser electo- separaría al país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Durante el último debate televisivo de los candidatos a la presidencia recibió numerosas críticas por negar las violaciones de los derechos humanos durante la dictadura de Pinochet (1973-1990), donde según la Comisión Valech más de 40 mil personas sufrieron torturas y otras vejaciones y, de ellas, tres mil 65 fueron asesinadas o desaparecidas.
Las encuestas, muy cuestionadas en Chile, lo hicieron escalar en la intención del voto hasta situarlo en el primer lugar, donde alterna la posición con Gabriel Boric, de la coalición de izquierda Apruebo Dignidad, con quien eventualmente pasará a la segunda vuelta del 19 de diciembre.
Ocurrirá entonces un enfrentamiento entre dos visiones diametralmente opuestas sobre el futuro de este país sudamericano.
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