El estudio de la Confederación de agricultores directos y del Centro de Investigaciones Sociales, presentado en la inauguración del Foro Internacional de Agricultura y Alimentación, estuvo enfocado en la complicada situación alimentaria provocada por la pandemia.
El alza de los precios de los alimentos es suficiente para que a un gran segmento de la población le resulte muy difícil garantizar su alimentación y en las frecuencias debidas.
Existe, además, indicó la investigación que un 17,4 por ciento de los italianos está conscientes debe circunscribirse a los gastos básicos, entre el hogar y la comida, cuyo aumento en cuanto a alimentos obedece también a mayores costos energéticos que encarecen la producción en toda la cadena de suministros.
Según el informe, casi uno de cada cuatro italianos, el 24 por ciento, teme a la escasez de alimentos ante un agravamiento de la emergencia pandémica, por lo cual piden se fortalezca y proteja la agricultura local, en la cual aprecian una garantía para el suministro regular de estanterías, pero también para su propia seguridad.
En su análisis Coldiretti significó que con la pandemia de Covid-19 se abrió un escenario de reducción del comercio, acaparamiento, especulación e incertidumbre por los efectos del cambio climático, con los precios de las materias primas alimentarias que han alcanzado el nivel máximo mundial desde hace más de 10 años.
El estudio mostró que casi uno de cada tres italianos (32 por ciento) todavía tiene miedo de comer en un restaurante con el aumento de las infecciones y el riesgo de que muchas regiones acaben en la zona amarilla.
De igual modo la pandemia provocó una mayor sensibilidad en cuanto al desperdicio de alimentos, pues el análisis reflejó que el 94 por ciento de los encuestados tenia cuidado de tirar a la basura la comida comprada.
Asimismo, el 88 por ciento está dispuesto a pagar más por alimentos sostenibles que no contaminen, producidos con una lógica de economía circular; el 83 por ciento lo haría para tener productos rastreables y el 73 para comprar una especialidad de un territorio específico.
Igual la pandemia empujó a más de ocho de cada 10 italianos a comer aquello que conocen, previa información sobre sus características a trasvés del revisado cuidadoso de los ingredientes en la etiqueta.
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