Los territorios más afectados fueron los departamentos Grand Anse, Nippes y Sur con 88, 60 y 26 movimientos telúricos, respectivamente.
Esa misma zona fue sacudida en septiembre último con un temblor de magnitud 7,2 en la escala abierta de Richter, que dejó más de dos mil 200 fallecidos, 12 mil 700 heridos y cientos de miles de infraestructuras dañadas o destruidas.
La víspera, las autoridades reconocieron que el terremoto provocó pérdidas de mil 200 millones de dólares y se precisan casi dos mil millones de dólares para la reconstrucción de la región.
La Unidad Técnica de Sismología señaló que la presencia de fallas activas que atraviesan el norte y sur del país, exponen a Haití a un importante riesgo, lo cual sumado a la vulnerabilidad de la población es capaz de provocar catástrofes como la ocurrida en 2010.
En ese sentido, insistieron en la necesidad de realizar acciones preventivas, respetar la normativa de construcción contra temblores, la distribución interior de los espacios habitables, y ganar en cultura sobre el comportamiento antes, durante y después de un movimiento telúrico.
En 2020 la Oficina de Energía y Minas registró unos 500 temblores principalmente en las zonas sureste y norte del país.
Por su parte, los sismólogos Éric Calais y Steeve Julien advirtieron a inicios de octubre sobre la posible ocurrencia de otro terremoto de gran magnitud, por la acumulación de energía en una de las fallas geológicas.
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